La mostaza fue introducida en la Galia por los romanos hace unos 4000 años. Los romanos eran grandes amantes de la mostaza y todo el imperio la convirtió en un acompañante habitual de su comida. Las semillas de mostaza crecían naturalmente y en abundancia.
Mucho más tarde, el cultivo de la mostaza se extendió gradualmente por Europa. Aparece entonces en la India transmitido por Vasco da Gama.
Hace mucho tiempo, la mostaza se consideraba una planta medicinal y no culinaria. En el siglo VI a.C., Pitágoras usaba la mostaza como remedio para las picaduras de escorpión. Luego, Hipócrates usó mostaza en medicinas y cataplasmas. Durante mucho tiempo se han aplicado emplastos de mostaza para tratar los dolores de muelas y otras dolencias.
En el siglo XIX, en Dijon, se diseñó una máquina para mejorar la producción y el rendimiento de la mostaza. Este es el éxito inmediato de la mostaza de Dijon, que es sin duda la más conocida.
Hay alrededor de 40 especies de plantas de mostaza, pero las tres especies que se utilizan para hacer mostaza son:
En Xoc’Olive nuestra favorita es la semilla de mostaza amarilla, la cual procede de la región mediterránea.
Es conocida desde la antigüedad y se utiliza muchas veces como condimento en lugar de la pimienta, que es más cara.
Su sabor es picante, con una nota dulce y un toque de amargor.
Las semillas de mostaza favorecen una buena digestión: estimulan la producción de jugo gástrico y de saliva, lo que hace que nuestro sistema digestivo sea más fluido.
Son ricas en fitonutrientes, conocidos por sus beneficios anticancerígenos, y en selenio, el cual regula la tiroides. Además son una buena fuente de una variedad de nutrientes como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc y manganeso.
Se usan secas, enteras o molidas. Cuando se tuestan pierden un poco su intensidad, pero ganan un aroma intenso.
En la cocina de la India, las semillas se usan para aderezar platos. Normalmente se tuestan o fríen en un poco de manteca o aceite para aromatizarlas. Molidas en crudo forman parte de diversos currys.
En un recipiente, mezcla la mostaza molida y el agua hasta que la mezcla sea homogénea. Añade el perejil, la albahaca, la ralladura de limón y/o el vinagre. Deja reposar la mostaza durante unos 30 minutos antes de usarla y guárdala en la nevera.
Bon appetit!